El país que seremos…

“Dame al niño hasta que cumpla siete años y te mostraré al hombre”, dicen las famosas palabras atribuidas a San Ignacio de Loyola. La frase quiere decir que después de los primeros años de formación de un niño y de una niña ya es posible ver plenamente quiénes serán en el futuro. Desde otro punto de vista, ese pronóstico puede contener una idea más amarga, porque al mismo tiempo que es posible ver quiénes serán esos niños, también es posible ver quiénes no serán. Su destino, sin embargo, no está en sus propias manos. En primer lugar está en las manos de sus padres, y después, en la de los maestros y profesores que les toquen.

Siguiendo con la idea básica de Loyola también podemos decir: “Dame un maestro y te mostraré el futuro de los hombres y las mujeres que formará”. Visto así, valorando la responsabilidad decisiva que tienen los maestros para determinar los destinos de todos sus alumnos, la nueva Ley de Carrera Docente que aprobó la Ciudad de Buenos Aires es un salto importante en la historia de la educación argentina.

En resumen, la nueva ley permite que los maestros crezcan por su mérito y no por su antigüedad. Podrán ascender en sus carreras sin abandonar las tareas de enseñanza (hasta ahora ascender implicaba abandonar el aula) y además tendrán incentivos salariales en su formación.

En la nueva ley se crearon tres cargos que antes no existían. Maestro especialista, dedicado a alguna área específica de interés estratégico. Maestro Coordinador de Trayectorias, dedicado a mejorar el desempeño de los alumnos; y Preceptor Tutor, un eslabón fundamental que ayudará a seguir y guiar personalmente a cada alumno.

Formar a quienes forman, incentivarlos a progresar y respetarlos en su responsabilidad son pasos en la dirección correcta que tenemos que dar para cambiar a la Argentina. Al fin y al cabo, y llevando más allá la idea de Loyola, “Dame los niños de hasta siete años y te mostraré el país que serás”.

Mauricio Macri